
Fragmentos de la conferencia ofrecida en el Congreso Nacional de Gestalt realizado en
la ciudad de Córdoba el 9 y 10 de septiembre del 2005
Acerca de qué significa ser un terapeuta gestáltico y qué tener en cuenta para que cada
uno pueda construir su propia Gestalt.
“El que no es prisionero de su autodefinición ni prisionero de su auto negación es libre,
el que conoce la libertad nace a sí mismo como un niño nace al mundo, hace de su vida
una expedición a la zona inexplorada del ser que se encuentran entre la serenidad y el
don de la inventiva.” Peter Sloterdij
En su libro Pedro de Casso nos cuenta que, en la celebración de sus setenta y cinco
años, en el Hotel Miyako de San Francisco, Fritz le dijo a la gente que estaba allí, que
durante muchos años la pregunta acerca de si era él o el método lo que funcionaba le
había preocupado. "Pero ahora, viendo los numerosos institutos gestálticos que habían
brotado en todo el país, y viendo a las personas a las que él había formado y que se
habían convertido en terapeutas Gestálticos, él sentía que podía decir que había algo que
podría ser enseñado a otras personas. Esto no significaba que bastaba con aprender
algunas reglas y técnicas, sino que había "algo" que podía transmitirse y que no era sólo
un asunto de su magia personal".
Esto ocurrió en 1968, hace más de 35 años... mucho se ha escrito.... También lo he
escuchado y a mí misma me interesa sostener que ese "algo" que puede ser enseñado y
trasmitido depende del grado de autenticidad y presencia del terapeuta.
Todos los aquí presentes sabemos que encontrar nuestra presencia como terapeuta
implica el encuentro con una actitud hecha de numerosas articulaciones: ubicarnos en
nuestro cuerpo ... entrar en sintonía con nuestra propia respiración, su ritmo y
movimiento ... Encontrar la sabiduría de lidiar con nuestras emociones ... estar lo
suficientemente cerca de la evocación de un momento de profunda relajación o
meditación; respetar el impulso de hablar o actuar ... aprender el arte de escuchar,
evitando juicios, críticas y un diagnóstico; oír el ser en lugar de las palabras y observar
cuándo estamos siendo tocados; saber descansar en las pausas, disfrutando en la
claridad que nos visita en esos privilegiados momentos, no buscar soluciones ni
consejos apropiándonos de la responsabilidad de otro acerca de su propia vida .... Es por
todo esto que nos resulta evidente reconocer, para todos los aquí presentes, que
encontrar nuestra presencia en el acto de la terapia implica una enorme y difícil tarea
para aquel que está en la posición de terapeuta.... una tarea hecha de renuncia, paciencia
y compasión.
Y ¿Quién es un terapeuta? Aquel que puede estar presente cuidando como un guardián,
para que nada vaya mal, el todo de la experiencia, creando un ambiente de amorosidad
creciente, aquel que sabe mucho de muchas cosas y a su vez, por haber adquirido
suficiente confianza, logra ubicarse con modestia, compartiendo sus experiencias y
aprendizajes, dejando todo lo conocido a un lado, cuando llega el momento de actuar,
desapegándose de todas sus informaciones como para sentirse libre y disponible....
Bueno... no es una tarea sencilla.... aun así, los gestaltistas somos atraídos por ella como
el mosquito hacia la luz.
El terapeuta es alguien que de muchos modos logra comunicar "cuando escucho tus
problemas también escucho los míos, y cuando te hablo también lo estoy escuchando.",
de este modo se integra a su tarea y se libera de sus conocimientos innecesarios.
Una Gestalt hecha de integración - liberación.
Mi punto de mirar es que como terapeuta Gestáltica no es que todos los días aprendo
una técnica nueva sino que en mi trabajo con la gente acumulo suficiente conciencia
inmediata como para saber que... "voy siendo yo misma al integrarme a lo que hago en
un proceso constante". Con este modo natural puedo participar en un campo de
experiencias en que las condiciones de flexibilidad y conexión se liberan.
Una Gestalt hecha de flexibilidad - conexión.
Estas condiciones son las más propicias para ir abriendo la creatividad indispensable
para sintonizarnos con cada acontecer.
En concordancia con la cualidad de la conciencia de ser flexibles creamos una
familiaridad y una confianza incondicional de que uno es sí mismo... no dudamos que lo
que es, es y así recreamos un templo dentro de la conciencia, sin exclusiones, dejando
de lado juicios anticipados, afinando con movimiento y el sonido del "río que nunca
para".
Con flexibilidad y conexión vamos hacia un centro cuya matriz es la inclusión, y a
través de la sensibilidad y la perceptibilidad, logramos ver desde dos perspectivas
diferentes y aun así darnos cuenta desde el corazón que se trata de un solo fenómeno.
Considero que Osho es el máximo profesor de psicoterapia de este tiempo, haciendo el
único y gran trabajo de integración, desde una flexibilidad y conexión imposible de
imitar. Él nos dice que toda acción terapéutica se basa en un principio al que le da el
nombre de círculo virtuoso.... Podemos acercarnos a esta idea si logramos comprender
que "conociendo a otro podés conocerte a vos mismo y a su vez, cuanto más
profundizás en vos mismo más profundizas en el corazón de otro y cuanto más te
permite el otro conocerlo más te conocés a vos mismo"
Para llevar adelante una acción terapéutica necesitamos mucho potencial.... un potencial
que depende de la intensidad o grado de profundidad a la que podemos llegar ... Ser
amorosos o centrados como terapeutas seguramente es muy bueno, pero si esto cubre
una huida de nuestros propios puntos ciegos solo nos dará un contacto superficial ya
que solo podremos obtener energía suficiente para conectar con nuestra solidez y
autoridad personal si no escapamos de nosotros mismos y esta es la experiencia que
compartimos.
Entonces.... recordar con aprecio las vicisitudes del camino abierto que nos ofrece la
práctica de este "círculo virtuoso" que nos dice que "conociendo a otro podés conocerte
más a vos mismo y a su vez cuanto más profundizas en vos mismo más profundizas en
el corazón de otro y cuanto más te permite el otro conocerlo más te conocés a vos
mismo".... recordando y practicando obtenemos el suficiente potencial para que ese algo
que podemos trasmitir, y que va más allá del uso adecuado de un método o de la
habilidad en el control de las variables de una técnica... pueda ser trasmitido...
Para mantenernos enraizados en nuestra posición de terapeutas resulta importante amar
a la gente como es y no como debería ser... entonces resulta muy valioso recordar el
desagarro de la mente y sus mecanismos, reconocer el "deseo" tanto del terapeuta como
del paciente, la función de los ideales y las creencias, la anatomía del dolor psicológico,
la alquimia transformadora de la aceptación y las etapas del crecimiento interior.
Todos cargamos con roturas en el corazón... todos tenemos que compaginarnos en
relación a nuestros sufrimientos por no ser lo que nuestros padres o líderes de todo tipo
esperaban de nosotros.
Es útil no olvidar que desde el momento en que nos ponemos en el lugar del ayudador
una parte del otro se resiste, aun cuando no sea nuestra intención herir a nadie sino
ocupar nuestro lugar profesional lo mejor posible, debemos recordar que toda la
educación recibida y el imaginario social van en la dirección de llevar adelante un
nuevo viaje en el mapa de nuestra personalidad.
Y esto en lugar de acercarnos a nosotros mismos nos aleja ya que los caminos a los que
somos impulsados por las fuerzas de las demandas del mundo terminan en las imágenes
falsas de ser un posible salvador o un maestro como compensación de nuestras propias
inseguridades.
En el momento en que el terapeuta cae en el nivel de creerse un salvador o un maestro
comienza a alimentarse de las debilidades del otro, es así como se pierde el sentido de la
ayuda y en lugar de contribuir a la salud... de un modo u otro nos enfermamos, como
una consecuencia natural que una vez y otra vez nos recuerda el dinamismo inmutable
de la dialéctica de opuestos.
Muchas veces me pregunto de dónde sale mi deseo de ayudar. Es una pregunta que me
resulta muy útil, cuando la hago desde el corazón, desde mi silencio.... cuando logro
escucharme a mí misma casi siempre sucede que puedo seguir ofreciendo ayuda desde
un lugar diferente. Vuelvo a actualizar mi lugar de terapeuta desvitalizando otra vez y
otra vez y otra vez un concepto.
Los invito a que se hagan esta pregunta ¿de dónde sale mi deseo de ayudar?... ¿qué
significa ayudar? Como un mantra que cae en la conciencia e invita simplemente a ser
escuchado no a buscar una explicación.
El terapeuta desarrolla un amor lúcido y consciente por sí mismo, su tarea y la gente.
Esto también implica que el terapeuta encuentra y reencuentra su presencia, su presente
y, con él, su conciencia.
Y desde ahí apoya la presencia del paciente, sus sensaciones y lenguaje corporal, su
tiempo presente: ¿Qué está ocurriendo ahora? ¿Cómo te sientes en este momento?
¿Dónde en tu cuerpo? El paciente ¿es consciente de sus patrones? ¿Hay un sí o un no a
ciertos aspectos y la energía que ellos traen, está apegado a ciertos aspectos y rechaza
otros, está identificado valorando ciertos aspectos y piensa... así soy yo... ¿qué gana
siendo de determinada manera que perdería renunciando?... a qué grado de madurez ha
llagado su responsabilidad, cree que otros son los culpables de lo que le pasa y
responsable de sus sentimientos? ....
Enfocando en lo concreto y yendo al detalle, una sutileza comienza a desplegarse y las
presencias dan lugar a una atmósfera especial donde nadie está tratando de imponer
nada a nadie.
El historiador Arnold Toynbee estudió 21 civilizaciones y publicó un tratado llamado
“El estudio de la Historia”, aportando así al conocimiento universal, con un trabajo de
incuestionable rigor en la investigación. Allí podemos ver que una cultura en
decadencia llega a su fin cuando pierde su capacidad de innovación. La buena noticia
que Toynbee comparte con sus lectores es que este colapso puede evitarse. Nos muestra
que, dado su carácter orgánico, toda civilización puede recuperar su poder creativo y
considera que la reconexión con el carácter universal de las religiones hace posible la
continuidad espiritual de una civilización.
Aquí podemos ver las similitudes del planteo de Toynbee con la de todos los maestros
que desde el siglo pasado vitalizan su visión incluyendo todas aquellas enseñanzas que
reconectan con el espíritu universal y reconocer con un aprecio especial todas las
danzas, todos los cantos, todos los conocimientos evolutivos, todas las prácticas que
pueden alimentar nuestro experimentador, que no son solo entretenimientos sino hilos
invisibles que pueden llevarnos a la reconexión, religarnos y recrearnos. De esta manera
nos encontramos con formas estructuradas cargadas de energía y nos nutrimos, creando
una Gestalt hecha a nuestra propia manera.
Una Gestalt hecha de estructura y energía.
Perls en Dentro y Fuera del tarro de la basura nos dice:"Esalen está nuevamente en
crisis. Ya hemos superado los problemas económicos, pero hay algo más fundamental
en juego. Esalen se ha convertido en el símbolo de la revolución humanístico-
existencial, tanto dentro como fuera de Estados Unidos. Ha llegado a ser el lugar donde
se buscan y promueven nuevos métodos para lograr salud, crecimiento y el desarrollo
del potencial humano.
Michel Murphy, demasiado empeñado en darle a todos una oportunidad para "hacer lo
suyo", y también en parte debido a la necesidad de salvarnos de la bancarrota, no ha
tenido suficiente criterio como para arrancar las malezas, o al menos evitar que éstas
sofoquen a las flores. Está en juego la misión histórica de Esalen. Jóvenes con escasa
preparación hacen de coordinadores de grupos...
Si la gente de clase media estadounidense descubre que aún le es posible estar viva
nuevamente, entonces esto vale la pena. Vale la pena si vienen acá a aprender que hay
más vida que el producir bienes y cuidar cosas. Estamos comenzando a descubrir
medios efectivos de crecimiento que producen cambios en las personas. ¿Se ahogará
todo esto por el rebote de la ola que genera el estar de moda? ¿Sobrevivirá la gente
sincera y verdadera, o serán los impostores quienes finalmente se harán cargo de todo?
Cuando vemos a todos los Michel Murphy que andan por allí o conocemos el trabajo de
Gordon Wheler, actual presidente de Esalen, acerca del individualismo y su cura,
podemos decir que valió la pena.
De todos modos podemos ver cómo, a pesar de las diferencias regionales, una y otra vez
debemos encontrar soluciones renovadas a temas similares, entonces es un síntoma de
confianza en el Enfoque continuar preguntándonos ¿cómo podemos hacer para
fortalecer nuestro camino de integración, de una manera organísmica y autorregulada en
relación a tanta gente que, desde intereses tan genuinos como diferentes, se siente
atraída por nuestra orientación?
Mi respuesta ante esa pregunta es trabajar en la dirección de intentar transmitir aquello
intransferible: la expresión de nuestra presencia y la atmósfera de amor que de allí
surge. De este modo todos podremos ir más allá de la técnica, direccionándonos a una
Gestalt que reúna estructura y energía.
Creo que esta región está en condiciones óptimas para realizar esta tarea de integración.
Por un lado, esta tierra conoce los modos de la conciencia tribal, las organizaciones
comunitarias constituyeron la identidad de las diferentes formas de vinculación entre las
personas. Las prácticas espirituales, y la noción de familia extendida pertenecen a la
memoria natural del entorno donde estamos ubicados ahora mismo. Y, por otra parte, en
relación específica con Argentina, las prácticas terapéuticas y el anhelo de ayuda es
sabido que toma por aquí más personas que en cualquier otro lugar de la tierra... esto me
anima a pensar que estamos en condiciones privilegiadas de encontrar modos de que la
Gestalt tenga un futuro en tiempos de decadencia.
Esto va a depender de nuestra claridad para comprender fundamentalmente dos cosas:
por un lado, la necesidad de que los terapeutas desarrollemos una cualidad mental
especial basada en una amorosidad unida a cierta presencia, esto da lugar a un
"amabilidad amorosa", pulida de vehemencia emocional y la otra es que, aunque
sepamos que el pasado no tiene futuro, aun así lentamente tendremos que encarar con
sabiduría que sin memoria no tenemos conciencia, y sin conciencia no tenemos
humanidad.
Nuestra tarea como gestaltistas sigue siendo evitar confundir la memoria de los hechos
de la carga emocional que arrastramos del pasado. En ese sentido nos resulta innegable
la evidencia de que estamos marcados no solo por los hechos de nuestra historia
personal y familiar sino también por los hechos que suceden comunitariamente a nivel
nacional e internacional. Como podemos verlo en el trabajo de Bert Hellinger, como me
lo mostró el maestro sufi Sheik Nazzin, o como lo vienen indicando hace mucho...
mucho... los grupos de tradición chamánicos tanto del este como del oeste, del norte
como del sur.
Es así como nos encontramos con la difícil tarea de tomar estos desarrollos y estas
informaciones dándoles un carácter de investigación y a su vez madurar nuestra
conciencia alerta para no caer en el nivel causalista y mecanicista del que ya hemos
salido, resistiendo la tendencia mental de resolver todos los asuntos creyendo haber
encontrado la causa de todos nuestros males.
Con la ayuda de estos reparos resulta tonto negar los logros de lo que traen esta práctica
investigativa, estas visiones o estos conocimientos compartidos. De esta manera nos
encontramos con una Gestalt hecha de estructura y energía.
Todas las culturas ancestrales que nos han transmitido una aproximación sagrada hacia
la vida saben que nuestra identidad, nuestro sí mismo, ese yo despojado de ego, está
hecho de la integración inédita en nosotros de todo el acontecer colectivo. En ellas la
vida y la muerte forman una unidad que resiste a dejarse matar por los finales, en ellas
lo sagrado y lo profano, dioses y demonios forman parte del daimon de existir, bien y
mal se vinculan en el mismo paquete como nos decía Kishnamurti. Accedían a estos
conocimientos en sus días dedicados a la introspección y nutrían sus relaciones
ritualizándolos y convirtiéndolos en un saber.
Todos nosotros tenemos huellas de esta información, lo que nos resulta novedoso son
solo los caminos de activarla.
Debo confesar que me siento muy entusiasmada porque los gestaltistas nos enfrentamos
finalmente a la tarea pendiente de darle un lugar a aquel pasado que tiene resonancia en
el presente.... haciendo nuestra existencia más enraizada y ayudándonos a recuperar
nuestra realidad.
Es muy fácil ver en este momento el alejamiento del hombre de su propia realidad,
muchas más veces de lo que nos gustaría comenzamos a pensar que quizás hemos
olvidado el camino de vuelta a casa.... los gestaltistas tenemos un modo de encarar esto
y acortar la distancia entre el hombre tal como existe en el mundo y la realidad... entre
el sueño del dormido y el sueño de autorrealización para despertar.
¿Y cómo hacemos esto? Renovando una vez y otra vez y otra vez la invitación a
dejarnos comer por la existencia, dejándonos probar por la vida, soportando ser puestos
a prueba.
¿Qué es una prueba?
En general tenemos la idea de que una prueba es el momento donde somos examinados
y rendimos cuentas acerca de un saber. Aquí nos encontramos en un terreno diferente ya
que no podemos rendir lo que no sabemos. En este territorio todo es desconocido. Aquí
no se trata de una prueba a la manera de una mesa examinadora o una medición para ver
nuestro ingenio o eficacia en la resolución de un enigma. Probar no es examinar. Probar
simplemente es probar.
¿Y qué estamos probando? Una entrada a zonas desconocidas de nosotros mismos.
Esta es la diferencia entre el trabajo en la búsqueda de eficacia en el desarrollo de una
técnica y el coraje con el que sintonizamos, como una cualidad del corazón, para
dejarnos tomar por las fuerzas de la vida. Lo viejo del pasado, lo que no se deja morir,
espera que no pasemos el examen, en contraste con esta comprensión, las fuerzas de la
vida nos impulsan a probar, no necesitan examinarnos. Estamos en la existencia y
somos tomados por ella de modo autoevidente... para reconocer este hecho innegable,
para hacer "la prueba" necesitamos de la fortaleza de la intención, la resistencia del
corazón, la insistencia del intento. Para esto, las fuerzas de la vida que trabajan
ininterrumpidamente, están preparando nuevas alianzas que, a su hora, emergerán como
ayudas, con la precisión y la eficacia del agua cuando hierve a cien grados.
¿Y quiénes son los aliados?
Expresiones espirituales que representan diferentes manifestaciones de La Gran Madre,
la que todo vigila, cuida, alimenta y goza al ver crecer.
¿Y cuándo surgen?
Cuando dejamos de pensar.
Los aliados no son otra cosa que la expresión de una apertura que sólo ocurre cuando
logramos cansar y vaciar nuestra mente. En ese momento, personas, circunstancias y
cualidades que permanecían inadvertidas, aparecen y nos apoyan para construir un
terreno significativo en el que podamos realizar nuestra experiencia.
¿Y cómo dejamos de pensar?
Cuando nuestra mente se agota, entonces, simplemente se retira, pero primero hay que
intentarlo plenamente con la razón, la cabeza tiene que estar agotada, sólo en esos
momentos aparece una guía en forma de algo o alguien que nos ayuda a transformar lo
complicado en simple, alguien o algo en que apoyarnos.
Como decía el poeta... los caminos son nuevos... los zapatos recién comprados pero la
marcha, la marcha es eterna y heredada.... podemos corear eternidad.... podemos
sintonizar con la herencia humana dejándonos probar por la vida, lo que nos dará fuerza
y ánimo es una Gestalt desbordante de energía en una estructura a la medida de nuestros
límites... esa es nuestra grandeza.
Salam... Shalom...eyyya... que dios nos bendiga