
Estimadas autoridades de la Universidad de Palermo, especialmente al Dr. Javier Martín
Camacho, quien me convoco a esta apertura de una manera en la que me hizo sentir
muy honrada, sabiendo esperar con paciencia mi confirmación, miembros de la
comisión científica y organizativa de este Congreso, colegas y alumnos. Aquí estoy,
sintiendo el privilegio de compartir con ustedes mi visión del Enfoque Gestáltico y su
vigencia en el largo aprendizaje de celebrar la vida en todas sus manifestaciones.
Percibo en mí la alegría de ensayar en estas palabras una aproximación a los aportes que
desde nuestra mirada como gestaltistas podemos realizar a la nueva construcción que
proponen y que han llamado Psicología Positiva. Debo responder con la misma
honestidad con que fui convocada a esta apertura, diciendo que mi conocimiento
concreto de esta propuesta es solo suficiente como para sentir afinidades y entusiasmos
al captar que en definitiva sus desarrollos van en la dirección de la evolución del
hombre y sus capacidades. Por otro lado, he sido invitada para compartir con ustedes un
saber que ha convivido conmigo y el cual me "ha hecho" los últimos treinta años de mi
vida y aquí me tienen sin renuncias y con un horizonte lleno de esperanzas.
Lo primero por decir es que mi modo de instalarme en un campo en movimiento,
llamado Gestalt, es el de considerar que, "La verdadera Teoría de la Gestalt no fue
puesta en palabras y, sin embargo, podemos intuirla como implícita en la mente de
Perls. " (Dr. Claudio Naranjo, en las palabras de apertura del X Congreso Internacional
de Gestalt realizado en Argentina en mayo 2007).
¿Cómo se hace posible esto? ....por la manera en que Fritz la presentó y se presentó,
despojado de convencionalismos de conciencia de masa, creando un campo de
demostraciones abiertas y públicas para compartir su método y donde los trabajos
individuales resonaban en el auditorio como propios, generando así un contagio de
difusión espontáneo y sin manipulaciones para su difusión. Puro contagio "boca a
boca".
Esta singularidad comunicativa se ve reafirmada si consideramos que en el cuarto
párrafo del casi único libro al que dedicó la intención de publicación lo que dijo fue que
estaba presentando un enfoque terapéutico optimista que podía hacer algo real para
ayudar a la gente y este se basaba en la autoafirmación de la vida.
De este modo Perls dejo explicitada una manera, un método y una visión a la que
podemos acceder por empatía, intuición, afinación o, como dicen los que trabajan con la
conciencia y su capacidad de pulimiento y virtuosismo, podemos acceder a su verdadera
teoría a través del puente de un sentimiento de familiaridad.
De este modo creo que si le preguntáramos a Perls cuál es el principio fundamental de la
Gestalt imagino que su respuesta no sería el contacto, ni la forma de percibir holística,
sino el Aquí-Ahora, la conciencia del presente, esa conciencia capaz de desanudar
interpretaciones conceptuales, juicios anticipatorios, proyecciones encubiertas, una
conciencia del presente cuya esencia es lo que los gestaltistas hispanos llamamos "darse
cuenta", una conciencia que nos impulsa hacia la afirmación y defensa de la vida.
No está de más recordar aquí quiénes, cuándo y cómo nos encontramos en Argentina
con el Enfoque Gestáltico.
Fue en los años de la trágica finalización del gobierno de Salvador Allende que dos
chilenos, Nana y Pancho, la Dra. Adriana Schnake Silva y el Dr. Francisco Huneeus,
llegaron desde el país hermano a esta tierra, convocados por rebeldes jóvenes
psicoanalistas, entre otros el Dr. Ricardo Grimson, el Dr. Tato Pavlosky, y trayendo los
primeros libros de Perls todavía no difundidos y traducidos por ellos y las experiencias
de Laboratorios gestálticos que coordinarían y sellarían para siempre a tres generaciones
de terapeutas.
Nana y Pancho tomaron el “estilo" de seguir una línea invisible de acción, esa que lo
había llevado a Perls a salir de una Alemania pre-nazi a realizar un largo peregrinaje
pleno de permanencias y despedidas y sostenidos por la necesidad irrenunciable de
actualizar un saber básico: “la vida quiere vivir" y la salud está hecha de su
autoafirmación. Puro nomadismo existencial.
Basada en estas nociones vivenciadas, la Patria de la Gestalt echó raíces en este suelo,
comenzó en los años de las dictaduras, de forma clandestina y se constituyó en base a
una visión optimista de la vida, bajo condiciones objetivas muy difíciles que siempre
encontraron a su mejor amiga en nuestra creatividad para sortear obstáculos y la
grandeza y maestría de nuestra Nana para cobijarnos y ayudarnos a crecer,
integrándonos a un enfoque terapéutico que pedía de todos nuestro coraje para cambiar.
Vale este recuerdo y la pequeña observación que la palabra recuerdo viene del griego
“recordis”, que significa volver a pasar por el corazón.
Conciencia del presente. Aquí y ahora. Base de la positividad.
Sabemos que solo podemos ser positivos en cuerpo presente y lo que lo impide es la
tensión que arrastramos de aquello que no hemos concluido, de aquello que ya pasó. Por
esta razón la idea del Tiempo y sus cualidades para nosotros es fundamental.
Consideramos su captación y diferenciación en pasado, presente y futuro como una
característica de la conciencia humana, que integra límites, se vitaliza en base a energía
y se estructura en relación a la noción Vida-Muerte.
En relación a estas características del tiempo intentamos en nuestra visión terapéutica
reordenar el pasado como destino, integrando aquello considerado como error, el futuro
como libre albedrío y no como predeterminación y el presente como un espacio
disponiblepara reubicarnos allí.
Dicho esto podemos nombrar aquí que un pilar fundante de la posibilidad de despliegue
de una conciencia optimista y autoafirmativa de la vida es la dinámica de opuestos. De
esta manera, esta conciencia abierta, permeable y cambiante se va enriqueciendo como
resultado de una práctica que se apoya en polaridades cuyos dinamismos se mueven en
base a opuestos que buscan complementarse y disolverse de modo implícito y explicito.
Desde lo externo, lo interno y lo misterioso de la vida.
Como “El beso” de Rodin, donde el artista busca, cambia y compone la unión de esa
pareja de opuestos esenciales, de ese hombre y esa mujer, expuestos en todos los
ángulos, sabiendo que lo definitivo será su entrega a una espera consciente de que solo
el calor y el tiempo de cocción de la terracota concluirán la obra.
Otro pilar fundamental es la capacidad de ser conscientes, "el darse cuenta" que se
dinamiza en base a opuestos.
Ese darse cuenta de lo que ocurre en el presente y la posibilidad de entrega a la propia
espontaneidad, esa disponibilidad a dejarse ir, como un trasfondo subyacente y germinal
que ocurre en el encuentro terapéutico y donde el terapeuta estimula por un lado, la
expresión de la vida y por otro, le quita apoyo a la manipulación del carácter.
¿Cómo logra esto el terapeuta?
A través de expresar una polaridad fundamental: una lucidez que solo se logra a través
de la mirada neutra y un conocimiento ligado a una delicada observación.
Polaridad entre el desapego de un pensamiento del color del agua y la aceptación de la
existencia de las múltiples fuerzas vitales que emergen. Polaridad que no es otra que
aquella que estaba en el corazón de los misterios griegos entre Apolo y Dionisio.
¿Qué aporta el terapeuta a su relación terapéutica más allá de intervenciones
estratégicas? Ese "algo" que los gestaltistas llamamos autenticidad, dándole a esa
disposición del terapeuta al encuentro un lugar fundamental; de este modo el nivel de
conciencia de un terapeuta más despierto a su interioridad y por lo tanto más capaz de
entender a los demás y la mayor libertad o autenticidad en su trabajo es un estímulo y
una semilla de contagio, germinando semillas de conciencia en un "círculo virtuoso".
Podemos acercarnos a esta noción si logramos comprender que "conociendo a otro
podés conocerte a vos mismo y a su vez, cuanto más profundizás en vos mismo más
profundizas en el corazón de otro y cuanto más te permite el otro conocerlo más te
conoces a vos mismo". (Osho)
Para llevar adelante esto se necesita mucho potencial.... un potencial que depende del
grado de profundidad al que podemos llegar... Ser amorosos o centrados como
terapeutas seguramente es muy bueno, pero si esto cubre una huida de nuestros puntos
ciegos tendremos un contacto superficial; ya que solo podremos obtener energía
suficiente para conectar con nuestra solidez y autoridad personal si resistimos a la
tendencia de escapar de nosotros mismos, y esta es la experiencia que compartimos.
Entonces.... recordar con aprecio las vicisitudes del camino abierto que nos ofrece la
práctica de este "círculo virtuoso" ... recordando y practicando obtenemos el suficiente
potencial para que ese algo que podemos trasmitir, y que va más allá del uso adecuado
de un método o de la habilidad en el control de las variables de una técnica... pueda ser
trasmitido... Para mantenernos enraizados en nuestra posición de terapeutas resulta
importante amar a la gente como es y no como debería ser... entonces resulta muy
valioso recordar el desagarro de la mente y sus mecanismos, reconocer el "deseo" tanto
del terapeuta como del paciente, la función de los ideales y las creencias, la anatomía
del dolor psicológico, la alquimia transformadora de la aceptación y las etapas del
crecimiento interior. Mi punto de mira como terapeuta Gestáltica no es que todos los
días aprendo una técnica nueva sino que en mi trabajo con la gente acumulo suficiente
conciencia inmediata como para saber que... "voy siendo yo misma al integrarme a lo
que hago en un proceso constante". Con este modo natural puedo participar en un
campo experiencial en que las condiciones de flexibilidad y conexión se liberan.
Creo que resulta algo común a muchos de los que aquí participan el hecho de estar de
acuerdo en que de lo que se trata es sencillamente de permitir que madure nuestra
capacidad de aprecio hacia el paciente como una función de la salud mental y un
aspecto del amor. Es tiempo de que esta palabra y la connotación de sus dimensiones,
esté considerada en toda teoría sobre lo humano y no brille por su ausencia, sino que
brille por su presencia.
Seguramente los terapeutas futuros incorporarán en su vocabulario la palabra amor y sus
derivados; solidaridad, cooperación, familiaridad, entre otras, así como la palabra
libertad en el sentido de autonomía.
Las palabras amor, libertad, meditación, espiritualidad, apreciadas en su amplio sentido
serán seguramente desencadenantes de una sensibilidad que opere como curación de
emociones confusas que también buscan integración y liberación.
Entonces tenemos el aporte de inclusión del dinamismo entre el darse cuenta y el fluir
espontáneo, un vínculo entre la calma y el movimiento, como una figura y un fondo,
luego está la artesanía del terapeuta y la práctica del trabajo de polaridades.
Pero como está a la vista, el trabajo de las polaridades comprende la transformación del
conflicto en el centro del campo vacío, en lo que conocemos como un punto cero, que
constituye una base de sustentación básica, un lugar de encuentro y de integridad entre
el principio de la conciencia y el principio de la vida.
La conciencia en sí es neutra, tan naturalmente desapegada como el espacio que "no es
ocupado por el viento"; como dice el poeta, y como aquel que mira desde lejos y acierta
en su visión,la mirada de la conciencia guarda en secreto el tesoro de su lucidez y así
sirve a la vida.
Esto estaría incompleto si no reconocemos que en el hogar de los dioses también vivía
Dionisio y esto nos revela que los griegos, cultura fundante de nuestra percepción de la
realidad, abrazaban la complementariedad entre una lucidez libre de interpretaciones
previas y la borrachera sagrada de aquel que logra moverse con la vida.
Es así como la conciencia humana puede cobijar en una neutralidad vacía de una
manera optimista, entusiasta y amorosa, los misteriosos devenires de la vida.
Esta consideración es fundamental para el Enfoque gestáltico que comparte con todas
las culturas ancestrales la trasmisión a una aproximación sagrada hacia la vida por saber
que nuestra identidad, nuestro "sí mismo", ese yo despojado de ego, está hecho de la
integración inédita en nosotros de todo el acontecer. Accedían a estos conocimientos en
sus días dedicados a la introspección y nutrían sus relaciones, ritualizándolos y
convirtiéndolos en un saber. Todos nosotros tenemos huellas de esta información, lo
que nos resulta novedoso son los caminos de activarla.
Y así como en ellas la vida y la muerte forman una unidad que se resiste a dejarse matar
por los finales, y lo sagrado y lo profano, dioses y demonios forman parte del daimon de
existir, dentro de nuestra mirada Gestáltica nos incluimos ofreciendo nuestras vivencias,
experiencias y revelaciones para seguir colaborando con nuestro cuerpo, nuestras
emociones y pensamientos para que este saber siga sostenido desde nuestra realidad
actualizada. A esto podemos llamar autorregulación organísmica y autoestructurante,
desde mi manera de mirar incluyo en esto a una conciencia ampliada.
Y como gestaltistas ¿cómo hacemos esto? Renovando una vez y otra vez y otra vez la
invitación a dejarnos probar por la vida. Convirtiéndonos en autogeneradores Psíquicos,
portadores de una Psiquis renovada, un alma vieja y joven a la vez. Esta es la actitud
que nos permite entrar en el tiempo y ponernos a salvo del mundo.
Para esto debemos soportar ser puestos a prueba.
No se trata de una prueba a la manera de una mesa que examine nuestro ingenio o
eficacia en la resolución de un enigma. Probar no es examinar.
Probar simplemente es probar. ¿Y qué estamos probando? Una entrada a zonas
inexploradas de nosotros mismos, dentro de un territorio desconocido, poroso y
cambiante; esta es la diferencia entre el trabajo en la búsqueda de eficacia en el
desarrollo de una técnica y el coraje con el que sintonizamos, como una cualidad del
corazón, para dejarnos tomar por las fuerzas de la vida. Lo viejo del pasado, lo que no
se deja morir, espera que no pasemos el examen, en contraste con esta comprensión las
fuerzas de la vida nos impulsan a probar, no necesitan examinarnos. Estamos en la
existencia y somos tomados por ella de modo autoevidente... para reconocer este hecho
innegable, necesitamos de la fortaleza de la intención, la resistencia del corazón, la
insistencia del intento. En este mismo momento todos aquellos que estén en sintonía
con esta actitud están preparando su psiquis, fortaleciéndola para las nuevas alianzas
que son simples y sagradas expresiones que representan diferentes manifestaciones de
La Gran Madre, la que todo vigila, cuida, alimenta y goza al ver crecer.
Estas formas emergen como ayudas, con la precisión y la eficacia del agua cuando
hierve a cien grados. Generando así nuevas Gestalt más abarcativas, dando lugar a la
presencia de la abundancia de la vida.
Para que esto ocurra nuestra "pequeña mente", como llaman los budistas a esa manía de
sacar conclusiones rápidas, es necesario que se retire, también para esto recibimos
siempre ayudas en forma de algo o alguien que nos guía a transformar lo complicado en
simple, alguien o algo en que apoyarnos.
Me gustaría finalizar en este momento con mi reconocimiento a un gran historiador,
Arnold Toynbee, quien estudió 21 civilizaciones y publicó un tratado llamado “El
estudio de la Historia”, aportando así al conocimiento universal, con un trabajo de
incuestionable rigor en la investigación. Allí podemos ver que una cultura en
decadencia llega a su fin cuando pierde su capacidad de innovación. La buena noticia
que Toynbee comparte con sus lectores es que este colapso puede evitarse. Nos muestra
que, dado su carácter orgánico, toda civilización puede recuperar su poder creativo y
considera que la reconexión con el carácter universal de las religiones hace posible la
continuidad espiritual de una civilización.
Aquí podemos ver las similitudes del planteo de Toynbee con la de todos los maestros
que desde el siglo pasado vitalizan su visión incluyendo todas aquellas enseñanzas que
reconectan con el espíritu universal y reconocen con un aprecio especial todas las
danzas, todos los cantos, todos los conocimientos evolutivos, todas las prácticas que
pueden alimentar nuestro experimentador, que no son solo entretenimientos sino hilos
invisibles que pueden llevarnos a la reconexión, religarnos y recrearnos. De esta manera
nos encontramos con formas estructuradas cargadas de energía y nos nutrimos, creando
una Gestalt hecha a nuestra propia manera. Esto va a depender de nuestra claridad para
comprender fundamentalmente dos cosas: por un lado la necesidad de que los terapeutas
desarrollemos una cualidad mental especial basada en una amorosidad unida a cierta
presencia, esto da lugar a un "amabilidad amorosa", y la otra es que aunque sepamos
que el pasado no tiene futuro, aun así lentamente tendremos que encarar con sabiduría
que sin memoria no tenemos conciencia, y sin conciencia no tenemos humanidad.
De este modo nuestra participación sagrada en lo divino, es un reconocimiento
necesario, y más allá de las limitaciones de nuestra condición, hecha de olvidos,
ignorancias y faltas de entrega, "nuestra naturaleza es tan sagrada e infinita como
nuestra capacidad de comprenderla". De esta manera quisiera finalizar explicitando que
la intención de responder a la pregunta ¿qué puede aportar la Gestalt a una Psicología
Positiva? me ha llevado de modo directo a reconocer el compromiso con la dimensión
espiritual de la vida, como fuente de encuentro de una polaridad hecha de valores y
evolución.
Creo que en estas palabras he planteado una manera positiva de instalarme en la vida y
mi tarea. A partir de aquí podríamos destinar un poco de tiempo para preguntas.